viernes, 27 de agosto de 2010

EL ARBOL DEL MAL.






En el jardín, del palacio del reino del ensueño, se levanta, un gran árbol, cuyos frutos son manzanas de oro, las mismas, que han sido la muerte, de aquellos infortunados, que han tenido la osadía, de hacerse, con alguna de ellas. En un comienzo, la ambición, llevó a muchos, a tomar las manzanas, luego de lo cual, la gente aparecía muerta, así ocurrió, durante algún tiempo, hasta que el miedo, obligó a todos en el reino, a mantenerse alejados de las mortales manzanas de oro, de esa manera, las frutas relucientes al sol, rodaban por el suelo, pues nadie, ni los jardineros reales, se atrevían a levantarlas, la gente murmuraba, que aquel, árbol había sido sembrado, por el mismo Satanás, para tentar y matar, a todos los codiciosos. Nadie podía disfrutar, de aquella fortuna, eso, hasta que, pasados algunos años, llegó al reino, un extraño sujeto, al que luego apodaron, la sombra pues; vestía una capa negra sobre su indumentaria oscura, que lo hacía parecer, un ser siniestro. A los pocos días de instalarse y a pesar de ser advertido, por los jardineros del castillo, cargó en un costal, un sinnúmero de manzanas, ante al vista atónita, de los guardias y demás trabajadores del castillo, luego, salió apresuradamente, hasta perderse por el camino que llevaba hasta la aldea.
-Pobre hombre, debe estar loco, o quizás quiere suicidarse así-afirmó el jardinero algo desconsolado.
Un par de días más tarde, regresó al jardín, para continuar recogiendo manzanas de oro, nadie lo podía creer, el hombre estaba vivo, ¿Cómo había podido romper el maleficio?
-Oye ¿cómo lo conseguiste?- preguntó el jardinero.
Nada respondió, sólo levantó la cabeza para mirarlo fijamente, con una llama de furia en sus pupilas. Luego de llenar el costal, se alejó apresuradamente, con dirección a la aldea, algunas personas, lo siguieron curiosas y pudieron ver, como ingresaba, en la vieja casa que había rentado, el mismo día de su aparición. Muchos, se quedaron montando guardia, pero nunca lo vieron salir, en la noche cuando ya nadie velaba, salió sigilosamente de la vivienda y se deslizó, ágilmente por las empedradas callejuelas.
Casi simultáneamente, empezaron a desaparecer algunos niños, los huérfanos y chicos, que no permanecían vigilados por sus padres, no se volvían a ver, no fue sino, hasta que desapareció, el hijo de una dama de la corte, cuando se dio, la voz de alarma, una semana mas tarde, comenzaron a encontrarse, los cuerpos en el bosque y en las orillas del rio azul, que bordeaba la población, las gentes se aterrorizaron, al evidenciar que los chicos, eran encontrados, sin una gota de sangre. El mismo rey, ordenó una investigación, pero pasados los días, los pequeños, seguían desapareciendo y todo esfuerzo por descubrir lo que pasaba, era infructuoso, algunos pobladores, se habían marchado a otros lugares, pues temían que sus hijos, también corrieran con la misma suerte, de los ya desaparecidos.
Los consejeros del rey, pidieron al monarca, permitirles iniciar un viaje a las montañas del norte, pues allí, moraba en una gruta el sabio León, del que se decía, todo lo sabía y quizás, podría ayudarlos a resolver tan terrible situación.
-¿Cómo saber si ese hombre, existe realmente?-les interrogó el rey.
-Yo mismo lo visité hace algunos años -respondió Tomás, el más anciano de los consejeros-en esa época, me ayudó, a alejar una terrible enfermedad del reino, cuando su majestad, aún era un niño y reinaba su sabio padre; el rey Guillermo, si sobrevive-dijo-habrá alguna posibilidad, igual, no tenemos nada que perder.
-Es cierto-reafirmó el rey, está en juego la vida de nuestros niños y el futuro de éste reino, si esto continua, todos los habitantes abandonaran la aldea y el castillo mismo.
Muy temprano, los siete consejeros partieron, al largo y peligroso viaje, luego de salir del bosque, siguiendo un tortuoso camino, ascendieron a las montañas nevadas del norte, donde vivía León el extraño y ermitaño sabio, al que ya había recurrido Tomás, cuando años atrás cuando otro mal, asoló el reino y gracias, a su ayuda y a un extraño brebaje, que León le dio, mucha gente, pudo salvar su vida. Ahora Tomás, era un hombre viejo, menos temeroso, pero más cansado, aunque dispuesto a ayudar a su gente, la memoria, no le fallaba y sabía que al llegar a una cima, con tres picos, encontraría la gruta. El viaje, casi, les había arrancado la vitalidad y al cruzar la entrada de la gruta, encontraron un esqueleto.
-¡Mira! Tomás- dijo uno de los consejeros- creo, que hemos perdido el tiempo, éste debe ser el sabio León, debió morir hace mucho.
Te equivocas, aún no me ha llegado el tiempo-contesto León, saliendo como un fantasma, desde el interior de la gruta.
Los siete hombres, se asombraron al escuchar la grave voz, y al observar la presencia del anciano hombre, de barbas largas y blancas.
-Gracias a Dios León, eres nuestra última esperanza, no hubiera venido, si no estuviera en peligro, el futuro de las gentes del reino del ensueño.
-Lo sé, conozco el peligro, que ronda a tu gente, pero ahora, deben descansar síganme.
Junto a una hoguera, comieron una carne magra, que León les ofreció y bebieron un vino amargo, de un recipiente de cuero, estuvieron en silencio y luego Tomás le dio a conocer la situación.
-¿Puedes hacer algo por nosotros?
-El problema, comienza con las manzanas de oro-dijo León.
-¿Cómo es eso?
-Las manzanas de oro –dijo León-están malditas, eso lo sabes, provocan la muerte, de quien las toma, sólo un hombre pudo conseguirlas sin morir.
-Eso es cierto, ¿acaso ese hombre?
-Sí, el es el responsable-afirmó León.
-Debimos pensarlo, que tontos, ese hombre es muy extraño, la gente lo llama la sombra, además, con su llegada comenzaron los desapariciones. Algunas personas si insinuaron que aquel hombre, podría ser el responsable pero, nunca se le vio cerca de los niños, ni de nadie a decir verdad, sólo se le veía, cuando ingresaba al jardín del palacio, a tomar las manzanas, luego, iba a su casa y no se le veía salir de nuevo.
-Ese hombre-dijo León-sale en las noches, y en el día, cuando así lo requiere, sus víctima no pueden verlo, las manzanas le llenan de poder, por eso las busca, durante mucho tiempo las buscó, quien puede vencer su maldición, adquiere inmensos poderes, como el de la invisibilidad, y el poder de matar con la mirada, así logró, quitar la vida a los niños, le fue muy sencillo.
-¿Pero quién es y cuál es el motivo por el que asesina niños?
-Es un terrible hechicero llamado Helman.
-¿Lo conoces? Pregunta Tomás.
-Sí, fue mi amigo en otro tiempo, pero su ambición de conseguir poderes y riqueza, lo perdieron y lo llevaron a la magia negra, la semilla de Satanás, dio lugar, a tres arboles maléficos, que están en lugares distantes uno del otro, todos tienen frutos terribles, que matan, pero a la vez, llenan de poder, a quien sabe como neutralizar la maldición, sólo un hechicero poderoso, como Helman, sabría hacer uso de las manzanas.
-¿Quiere decir eso, que no podemos librarnos de ese hombre?-preguntó alarmado Tomás.
-Será difícil, pero él al igual que todos los seres humanos, por poderosos que sean, tienen su talón de Aquiles.
-¿Cuál es?-pregunta Duma, uno de los consejeros del rey.
-Deben, despojarlo de las manzanas, sólo así, perderá el poder adquirido-indicó León.
-Espera, León, aún no nos has dicho ¿porque asesina los niños?
-Helman sabe, que la sangre de los niños, rompe la maldición de las manzanas, en un barril, que llena con la sangre de los infantes, neutraliza el maleficio, sólo que debe ser sangre fresca cada vez, de allí que debe matar con frecuencia.
¿Cómo le quitamos las manzanas, si al tomarlas, podemos morir?- Interroga Duma.
-No es así, una vez sumergidas en la sangre, las manzanas, pierden el maleficio, ya lo dije, pueden tomarlas y así, despojarlo, de aquello que le genera poder, la manera, es que en la mañana, cuando vaya al jardín del castillo, para conseguir las manzanas-aclaró León-ingresen a la casa, donde habita y retiren las manzanas, luego, deben enterrarlas, para que no pueda detectarlas, además, deben también echar, en el barril azufre y sal, las manzanas no serán entonces, neutralizadas y su poder maléfico lo matará.
-¿Pero si es un hechicero, como dices, muy poderoso, podrá detectar lo que intentamos hacer?-interrogó preocupado Tomás.
-No, ni la telepatía ni la premonición, han sido conseguidas por Helman, si no se le detiene, llegará a ser invencible, eso lo se, deben ser cuidadosos, lo que van a hacer, es riesgoso pero no veo otra forma, si logran destruir a Helman, habrán liberado a su reino y al mundo de un terrible mago negro, no saben, todo el mal que ha causado. Ya es hora que pague, por sus crímenes.
Agradecidos regresaron, al tercer día de su llegada y luego de haber descansado, planearon la estrategia, aquella mañana, como de costumbre Helman ingreso al jardín, Tomás, en persona con Duma, siguiendo las indicaciones del sabio León, cargaron en tres sacos, las manzanas y
llenaron los del mago con manzanas normales, para que no sospechara, en el barril lleno de sangre aún fresca de algún infortunado niño, vaciaron azufre y sal, la cual, revolvieron, para no dejar indicios. Afuera, dos guardias, recibieron los sacos y en un paraje lejano, del bosque los enterraron. En las horas de la noche, un terrible grito se escuchó, las gentes, aún con temor, salieron de sus casas, pudiendo observar al hombre, al que llamaban la sombra, arrastrarse por una callejuela, de su boca y nariz, salía sangre profusamente.
-Malditos, malditos-repetía, alcanzó a llegar unos metros adelante y se desplomó, bajo su capa nada, se encontró, era como si se hubiera esfumado, el rey convocó a su pueblo, para darles a conocer lo acaecido, y como, se había podido librar el reino, de aquella terrible maldición. Los sacos, fueron desenterrados y las manzanas vendidas, para compensar a las humildes familias, que habían perdido a sus hijos a manos de Helman, en el cementerio, se levantó una estatua de mármol, con la figura de un ángel, en honor, de todos los pequeños sacrificados. El árbol, fue quemado con azufre como indicó León, ardió por tres días y mientras se quemaba, se oían unos atemorizantes alaridos, como si una fiera agonizara, al final, el árbol se desplomó y sus cenizas fueron arrojadas al río, quedando, sólo un doloroso recuerdo del árbol del mal, que decían había sido sembrado por el mismo Satanás.

domingo, 15 de agosto de 2010

EL TESORO AL FINAL DEL ARCO IRIS.




“Reza la leyenda que al final del arco iris, se encuentra, un gran tesoro, quien logre encontrarlo será inmensamente rico”

David, Danny y Dalí, eran tres jóvenes amigos, vivían en la comarca de Amanecer de los sueños, y a pesar de su pobreza, eran muy trabajadores y honestos, pasados unos años, los jóvenes no prosperaban y deseosos de encontrarse con la fortuna, habían decidido buscar, el tesoro que se dice, se encuentra al final del arco iris, para tal efecto, visitaron a Romelia del monte, conocida hechicera, que moraba en una vieja casa cerca del río.
-¿Qué quieren saber muchachos?-preguntó, la ya anciana mujer.
Dalí, que era el mayor, le interrogó sobre la leyenda del tesoro, al final del arco iris.
-Es cierto, quien logre llegar, al final del arco iris antes, que este se desvanezca, podrá, encontrar un caldero lleno de monedas de oro, que nunca se vacía.
-¿Entonces es cierto?-interrogó Daniel con interés.
-Sí, pero es peligroso-agregó Romelia.
-¿Peligroso?-quiso saber Danny, el chico pelirrojo.
-A decir verdad-repuso Romelia-muy peligroso. Los pocos que han podido acercarse al tesoro, han muerto.
-¿Por qué?-pregunta de nuevo Danny.
-Es en la primavera de Amanecer de los sueños, cuando es más factible conseguirlo, pues, siete arcos de colores, se dibujan en el horizonte, y su duración, es mayor que en otras épocas del año, pero, encontrar el final del arco iris, no es el único problema, no todas las veces es sensato intentar recoger el oro.
- Romelia puedes decirnos ¿por qué? -quiso saber David, el menor de los chicos, de cabello ensortijado y rubio.
-Cuando el caldero sea negro, su dueño, el duende Trueno, estará cerca cuidando su oro, de seguro, quien intente tomarlo, perderá su cabeza.
-¿Es eso cierto?-interrogó extrañado Danny.
-Tan cierto como que estoy vieja. Nadie le ha podido quitar su oro, al duende trueno, su colección de cabezas, crece con el tiempo. -¿Entonces, es imposible conseguir el tesoro?-dijeron en coro, algo decepcionados los chicos.
-No he dicho eso-aclaró Romelia, mientras sacaba de su boca, el negro tabaco que fumaba, con una mueca graciosa-sucede-continuó-que el arco tiene dos puntas, en una de las ellas, se encuentra el caldero dorado, pertenece al bonachón duende Noel, quien lo encuentre, podrá volverse rico, si sigue sus instrucciones del duende, de lo contrario el resultado será el mismo, la muerte.
-Esto, es muy arriesgado-afirmó David.
-Sí reafirmó, Danny pero no importa, todo es seguir las recomendaciones de Romelia, ¿qué podemos perder? Además, si no lo intentamos ¿cómo vamos a salir de esta pobreza tan cruel?
-Es cierto-reafirmó David ¿Qué nos recomiendas Romelia?
-No puedo decirles nada, es su destino, ustedes deciden, yo cumplo con advertirles los peligros. En la vida toda decisión tiene sus riesgos.
-Hagámoslo, todo es cuestión de tener cuidado-insistió Danny, que era el más osado y ambicioso de los tres.
En la primavera, un atardecer hicieron un pacto de honor, si alguno de los tres conseguía encontrar el tesoro, al final del arco iris, las compartiría con sus amigos. A partir de ahí, cada uno por su cuenta, intentaría llegar hasta cualquiera de los dos extremos del colorido arco iris. Dos días después, y cuando la lluvia pertinaz cesaba, el horizonte de la comarca, se vio coronado, con un esplendoroso arco iris. Danny, estaba muy cerca, recogiendo nabos, en el cultivo de su tío, sin pensarlo, montó en su caballo y logró llegar, hasta una de las puntas, del arco iris. Un brillante y dorado caldero, le encandelilló las pupilas, presuroso, se acercó y antes que pudiera tomar siquiera una moneda, la presencia diminuta del enano Noel apareció ante sus ojos.
-Hola joven ¿buscas mi tesoro?
-Así es, ¿me lo puedes dar?
-Si de veras lo quieres, deberás cumplir un requisito.
¿Qué requisito?
-Te daré esta moneda-dijo extendiéndole la mano derecha con una de las monedas de oro, llévala a la casa de Dalia, la señora de los cuervos ¿la conoces?
-Sí, se quien es, la mujer, en cuya casa anidan miles de cuervos, la gente dice que está loca.
-No digas eso, chico, no lo digas, sólo ve a su casa y entrégale esta moneda, y hazle saber a Dalia, que quieres comprar, una de sus hijas para casarte con ella. Y entrégale la moneda.
-¿Qué dices? ¿Crees que ella va a venderme, a una de sus hijas?
-Haz lo que te digo, ella entenderá, de las tres hijas: dos son bellas: la mayor Talía y la mediana Fedora, la menor en cambio, es fea, y es a ella, a la que debes comprar, para casarte, sólo, óyelo bien, sólo, debes casarte, con la menor de nombre Mirla, si quieres el tesoro de mi caldero dorado-agregó además-haz lo que digo y lo tendrás, ahora, debo irme, pues el arco se esfuma y yo, con el-casi instantáneamente, tanto el arco iris, como el enano y su tesoro desaparecieron. Danny caminó hasta llegar a la casa de Dalia, tocó la puerta y al ver ésta, la moneda, preguntó-¿quieres comprar una de mis hijas?
-Sí-contestó Danny.
Efectivamente la mayor y la mediana eran preciosas y Danny enloqueció al verlas, la menor en cambio, de nombre Mirla, era la más fea mujer que Danny, hubiera visto jamás.-no puedo casarme, con esta horrible mujer, ni por todo el oro del mundo-pensó.
-Quiero a su hija mayor.
-¿Quieres a Talía? ¿Estás seguro?-insistió la madre.
-Sí, estoy seguro.
-Entonces llévatela, es tu decisión, ahora dame la moneda. Danny le entregó la brillante moneda de oro y la mujer cerró la puerta dejándole a su hija mayor.
En el pueblo, Danny se casó con la bella chica, y cuando la llevó a su humilde rancho, notó que al mujer, no pronunciaba palabra, le dio algo de beber, pero la mujer, se quedo inmóvil, sentada en una silla y nada bebió. Con las primeras horas de la noche, Danny llevó a la chica a su cama, pues anhelaba hacerla suya, la chica accedió, y al amanecer, cuando Danny despertó, Talía lo atacó como una fiera salvaje y le enterró las uñas en la cara, sin darle tiempo de nada, estaba sobre él y con una daga le cortó la cabeza en un santiamén.
David y Dalí, no podían entender, lo que había pasado y estaban muy tristes con la partida de Danny, su querido amigo, lo que más lamentaban, era la forma como le habían quitado la vida, más aún, cuando sólo se encontró su cuerpo y la cabeza no aparecía por ninguna parte.
-¿Cómo paso? Nada se robaron y Danny no tenía enemigos-se preguntó Dalí, apesadumbrado.
-¿Qué pudo haber pasado? Esto es muy extraño-agregó David.
Dos días después, muy temprano en la mañana, ambos chicos cabalgaban hacia la montaña, cuando visualizaron, un radiante arco iris, que caía cerca del río.
-Vamos-sugirió David.
-Sí, rápido-respondió Dalí, mientras empujaba su caballo, a toda velocidad, seguido por su amigo. Al llegar, frenaron en seco, justo, a unos pocos metros, de una marmita negra, bañada por la luz del arco luminoso.
-Mira-dijo David-no podemos tomarla, es el caldero del Duende Trueno, debemos regresar.
-Estás loco, no podemos perder la oportunidad de hacernos ricos, nunca más, tendremos está oportunidad.
-Oye, Dalí no seas loco, recuerda lo que nos dijo Romelia, es muy peligroso.
-Esa vieja no sabe lo que dice, está loca, además yo no veo a nadie, ves, no hay nadie, el tesoro es nuestro-de pronto se bajó del caballo y caminó rápidamente hacia el caldero. Levantó la pesada olla y cuando se disponía a caminar, se encontró de frente con la figura rechoncha y pequeña del duende Trueno.
-¿Vas a alguna parte?-preguntó.
-¿Quién eres?-quiso saber Dalí.
-Soy Trueno el dueño de ese oro, que tú pretendes robar, y que te costará la vida-dicho esto, Trueno saltó sobre los hombros del muchacho y de un solo tajo, le cortó la cabeza con una daga de plata.
-No, Dalí, no-gritó despavorido David, a la vez que corría, para ver el cuerpo decapitado, de su amigo, en el mismo momento, que la risa siniestra de Trueno se escuchaba, mientras se desvanecía con el arco iris.
Luego de dejar a Dalí en el cementerio, David lloró desconsoladamente, ahora comprendía, que Danny había muerto, igual que Dalí, por intentar conseguir el tesoro del arco iris, pero no entendía, porque su cuerpo, había sido hallado, en su casa y no, en algún lugar de la campiña donde aparecía el arco iris. Cinco días después, David se estaba bañando en el río y empezó a llover, en medio de la lluvia, un arco iris apareció contra el cielo, dudo un poco, antes de salir del río pero luego pensó, que debía intentarlo, si lograba encontrar el tesoro, daría una parte a del oro, a las familias de sus malogrados compañeros y cumpliría así, con el pacto. Corrió descalzo por la húmeda campiña, y cuando estaba a pocos metros del arco iris se alegró.
-El caldero dorado-dijo entusiasmado.
-Sí joven, tienes suerte, el caldero dorado, pero por ahora sólo tendrás una moneda.
-¿Una moneda?
-Sí, para que compres una esposa.
-¿No entiendo?-preguntó.
Noel explicó a David, lo mismo que ya había dicho a Danny, sin informarle lo que le había pasado a él. El chico estaba algo asustado, pero tomó la moneda, de manos de Noel.
-Si deseas el tesoro de mi caldero, sigue al pie de la letra mis instrucciones, y serás muy rico.
Al llegar a casa de Dalia, los cuervos revoleteaban por encima de la casa, era un espectáculo grotesco, entre los graznidos de las negras aves y la mujer bailando como loca y cantando una extraña canción.
¿Qué quieres, dijo Dalia cuando lo tuvo en frente?
-Quiero-dijo David comprar una de tus hijas.
-Ya veo ¿y traes la moneda de oro?
-Sí, aquí está-respondió, mientras se la entregaba.
-Está bien, tengo tres hijas –le informó-escoge una, y vete pronto.
David, miró las chicas y constató, lo dicho por el duende Noel, estuvo tentado de escoger la mediana, la que se llamaba Fedora, y vaciló un poco, pues la menor con la que debía casarse, de acuerdo con lo dicho por Noel, era extremadamente fea, no obstante su sensatez, le llevó a pensar en Danny y a comprender, que quizás, había logrado encontrar el caldero dorado y que su muerte, estaría relacionada con una mala decisión. Allí mismo optó, por escoger a Mirla la menor.
-Es tuya, llévatela de aquí, y que tengas suerte.
La chica sonreía, por todo el camino, David, no habló, pero al llegar al pueblo, la llevó a la iglesia y allí se casó con ella, como lo había prometido, ya en su humilde casa, dio a la chica un poco de pan y agua.
-Disculpa-dijo-no tengo más que darte, soy muy pobre.
-No importa dijo ella, pronto habrá más.
-¿Qué dices?
-Digo que no te preocupes, la fortuna está cerca, tú eres un chico muy bueno y sensato, has hecho una buena elección, ahora debemos tener una luna de miel para sellar el matrimonio, sólo así, podrás tener el tesoro de mi padre Noel.
-¿Es tu padre?
-Sí pero sólo eso te contaré, lo demás, lo sabrás en la mañana.
-Está bien, cumpliré mi promesa-pensó-está chica, no tiene la culpa de su fealdad, parece tener buen corazón y fea o no, ya es mi esposa, debo tratarla con respeto-apagó la luz de la vela, para no ver su fea cara y al amanecer, cuando las primeras luces se filtraban por la ventana, se quedó extrañado, al ver a la mujer más bella, que jamás hubiera visto, dormida a su lado. Esperó a que despertara, para preguntarle.
-¿Quién eres?
-Mirla, tú esposa.
¿Cómo es posible si anoche eras…?
-Dilo, la mujer más fea, no tengas temor de decirlo, la verdad es que soy Mirla, la hija de Noel, siempre he sido bella, pero mi padre me hizo un hechizo, cuando tenía siete años, de esa manera, sólo quien pudiera sacrificarse, casándose conmigo, al creerme fea, tendría mi corazón y también su tesoro. Nadie lo había logrado hasta que llegaste tú, eres, quien superó, la prueba de mi aparente fealdad, ahora soy tuya y podemos ir, cuando aparezca el próximo arco iris, para recoger el caldero de mi padre, ahora te pertenece.-David, no salía de su asombro, pero estaba feliz, al día siguiente, junto al arco iris, que apareció, en el mismo lugar, donde antes recibiera la moneda de Noel, éste abrazó a su hija deseándole felicidad, luego sonrió a David y le hizo entrega del caldero dorado, el que contenía, innumerables monedas que nunca se acababan, y que lo harían rico, hasta el final de sus días, al lado de la bella Mirla, quien, además de su hermosa apariencia tenía un corazón tan valioso como el oro de su padre.
Sólo una cosa, ensombrecía la felicidad de David, el dolor de la muerte de sus amigos, Mirla, le había contado que sus dos hermanas, sólo lo eran de madre, pues Talía y Fedora eran hijas de Trueno el duende cruel, mientras que ella era hija de Noel, de ahí que sus hermanas fueran malvadas y sanguinarias, como su progenitor, todo aquel, que las había elegido para casarse, pasando por alto las recomendaciones de Noel, había perdido su cabeza, en la noche de bodas para engrosar, la colección de cabezas del duende Trueno, el alma en pena de aquellos desdichados, vagaría entonces en pena, sin poder descansar en paz.
-Lo sé, la madre de Dalí, me dice que fantasma sin cabeza, aparece cerca de un camino, aledaño a su casa, esa pobre mujer, sufre lo indecible. También en el camino que lleva al cementerio se aparecen cada noche los fantasmas sin cabeza, de otros hombres ¿dime qué puedo hacer para liberarlos de ese terrible destino?
-Es algo muy peligroso y no quiero perderte.
-Comprende, que si no ayudo a mis amigos a descansar de sus penurias, jamás podre ser feliz, ¿dime lo que sabes?
-Está bien, sólo recuperando sus cabezas podrás liberarlos de la maldición, entonces, cuando se les dé sepultura con sus cuerpos, podrán seguir el camino sus almas.
-¿Dónde están sus cabezas? ¿Dime?
-Están en poder de Trueno.
-¿Y cómo puedo quitarle las cabezas?
-Sólo si lo atrapas, y eso es difícil, pero pudo decirte como.
-Lo sé, vi como mataba a mi amigo Dalí, es un ser diabólico, muy ágil y fuerte, no sé si seré podré hacerlo.
-Por la fuerza nadie puede vencerlo, sólo con astucia, debes quitarle su oro, y antes que reaccione derramarlo, entonces enloquecerá recogiéndolo, antes de que el arco iris desaparezca y lo pierda para siempre, entonces, deberás atraparlo, cubriendo su cabeza con un paño negro, así lo tendrás a tú merced, llevarás una cadena de plata y se la pondrás en el cuello, y lo amenazarás, con no dejarlo recoger su oro, manteniéndolo alejado del arco iris, hasta que desaparezca y así, él nunca podrá regresar y perderá, además sus poderes, con lo que ira muriendo poco a poco. En ese momento, podrás pedirle lo que quieras, él, tendrá que dártelo, luego, le exigirás que te de una de sus monedas de oro, la que sólo le retornaras, cuando haya cumplido con tus pedidos, de esta manera, podrás exigirle, que te devuelva las cabezas de esos pobres desventurados, y darles así, el descanso eterno.
David emprendió, la difícil misión, y una semana después, logró atrapar al Duende Trueno, nunca nadie, lo había hecho, consiguió, que le devolviera las cabezas de sus dos amigos y también, las de los otros infortunados, que había decapitado, éstas fueron sepultadas con sus cuerpos, por los familiares agradecidos, en una ceremonia, que conmovió a todos, en la comarca de amanecer de los sueños. David y Mirla vivieron felices, tuvieron tres bellos hijos, y desde entonces; ningún hombre de la comarca, se atrevió, nunca más, a buscar el tesoro al final del arco iris, que tanto dolor había causado.

FIN.





domingo, 1 de agosto de 2010







RASMUSEN







Teobaldo siempre fue un curandero excepcional. En San Miguel, se le reconocía como un hombre extraordinario, capaz de curar, hasta las enfermedades más letales, además de ayudar por igual, a ricos y pobres: las familias prestantes, le pagaban en agradecimiento de sus curas milagrosas, pero los más humildes, eran curados sin ninguna contraprestación, las gentes lo querían y respetaban, pero lo cierto era que ya, cerca a los cien años, y muy disminuido en su vitalidad, llamó a su ahijado Daniel, para darle algunas instrucciones.
-Daniel, hijo, no me queda mucho tiempo, y debo legarte mi poder, debes continuar con mi misión y para ello, te voy a develar mi secreto. Trae ese cofre que está ahí, sobre el nochero-Teobaldo abre la caja de madera negra y saca de allí, una esfera blanca, con unas extrañas inscripciones.
-Esta esfera de hueso, es la clave, me fue legada por mi madre, y ella a su vez la recibió de su viejo padre, es un objeto indígena, de mucho poder, perteneció, a un hechicero Quimbaya muy poderoso, pasó de unas manos a otras a través del tiempo, después estuvo en manos de algunos españoles y de ellos, pasó a mi familia, desde entonces, no ha estado en manos diferentes a las de mis ancestros, como sabes, perdí a mi esposa hace mucho, nunca tuvimos hijos y ahora, no queda nadie que herede mis conocimientos y la esfera de hueso.
-¿Por qué dices que la esfera, es la clave, de tú poder como curandero?-interrogó Daniel.
-Al colocar la esfera Quimbaya, como se le ha llamado desde siempre, en agua, ésta se convierte, en un potente antídoto, contra cualquier tipo de enfermedad, no hay nada, que el agua no pueda curar: cáncer, tuberculosis, y todo mal que afecte la salud de cualquier ser vivo.
-Sé bien, que curaste todo tipo de mal, pero desconocía como lo hacías, pensaba que eran las hierbas.
-Realmente es el poder de la esfera de hueso Quimbaya, tú eres un buen muchacho, eres como mi propio hijo, y siempre me ayudaste mucho, ahora quiero legarte la esfera y su poder, para que puedas seguir, ayudando a la gente. Pero debes ser cuidadoso, y cumplir, algunas recomendaciones, no a todos puedes curar, también, deberás tomar diariamente, un sorbo de agua, eso te dará longevidad, probablemente vivirás, hasta 100 años, con una salud envidiable y adquirirás, el don de ver, en los ojos de las personas enfermas, el destello de la vida.
-No te entiendo-dijo Daniel, algo expectante.
-Cuando veas a un enfermo, podrás evidenciar en sus pupilas, un destello de luz, si es así, podrás curarlo, si en cambio, no ves más que oscuridad, entonces, esa persona deberá morir irremediablemente. ¡Entiendes lo que digo!
-Sí padrino, entiendo bien.
-Recuerda que nunca, darás el agua de la vida, a alguien que terminó su ciclo, eso nunca lo debes olvidar, porque, si rompieras esa norma, sería terrible.
-Comprendo padrino, pero podría saber, en tal caso, sólo por curiosidad que ocurriría con esa persona.
-Estarías creando,” un rasmusen”.
-¿Qué es eso?-nunca oí, de tal cosa.
-Es algo, nunca visto en el mundo, algo antinatural.
-¿Y la cura con el agua de la vida, no lo es también?-interrogó Daniel.
-Buena pregunta, la verdad, es que no, sólo curamos, a quien no está destinado a morir aún, y así, le evitamos a la gente, dolores y sufrimientos innecesarios.
-Bien padrino, comprendo, y me gustaría poder seguir con tu misión, pero, ¿crees que soy digno de hacerlo?-preguntó a Teobaldo.
-Así lo creo y por eso, te he llamado, hace un par de días, deje de tomar el agua, pues la chispa en mis ojos, se está apagando, y ya estoy listo; para irme. En ese baúl-indicó Teobaldo, señalando al rincón de su cuarto, en una vieja caja de madera negra y tallada, están: mí diario y algunas fórmulas de medicina natural, que están compiladas en un libro forrado, en cuero negro, que me legaron mis ancestros, a través de mi madre, y que he usado, para aliviar y curar enfermedades, cuando no se requiere el uso del agua de la vida. Eso lo defines, de acuerdo con los síntomas y es algo que aprenderás, leyendo el libro, y con la práctica diaria de tratar a los enfermos.
-Gracias padrino, por legarme tus tesoros y tus conocimientos, seguro que no te defraudaré.
-También espero, que con la fama que adquieras y el dinero, que consigas, ayudes a tu madre, que ha sufrido mucho desde la muerte de tu padre y que ayudes a la gente humilde, como lo hice yo, no dejes, que la ambición te domine, y guíate por Dios, su bondad, nos ha permitido, ser los depositarios del poder de la esfera Quimbaya, que es, ante todo, algo muy grandioso, para ayudar a la humanidad, nunca debes olvidarlo, pues, sería tu perdición y la de aquellos, que te rodean.
-Así será padrino.
-Debes asumir una responsabilidad muy grande, pero podrás conseguir, muchas cosas que habías anhelado: fama, dinero, amor y también, el odio y la envidia de muchos, por eso, debes cuidarte y, cuidar la esfera Quimbaya, no debes darle a conocer el secreto ¡a nadie recuérdalo! ¡a nadie! y cuando llegue tú hora de partir, y se acabe tu vida, busca, a quien
entregar la esfera, ya sea, alguno de tus hijos, al que le tengas más confianza, si los llegas a tener o a alguien más, como lo hago yo contigo.
Una semana después Teobaldo murió, y en la casa que le perteneció, Daniel, empezó a atender a los enfermos, poco a poco, la fama de Teobaldo, pasó a ser suya, al constatar las gentes, la eficacia de sus curas y diagnósticos, a quien decía poder curar, curaba y a quien decía no poder curar, moría irremediablemente, aunque buscara ayuda, de afamados médicos, las gentes del pueblo y de otras regiones, lo respetaban como respetaron, a Teobaldo y reconocieron en Daniel, a su sucesor y heredero de sus secretos y fórmulas medicinales.
Pasados algunos años, Daniel, era ya un hombre reconocido como curandero, se había casado con Marcia, una bella mujer, hermana de su mejor amigo, Esteban, su hogar se vio iluminado, con dos hijos: Juanito y Diana, y al pasar de los años, cuando la felicidad y la prosperidad parecían permanentes, comenzaron a llegar a la vida de Daniel y su familia, terribles sucesos.
Esteban había enfermado gravemente, los médicos de la capital donde vivía, ahora le habían diagnosticado un cáncer muy agresivo, no le daban mucho tiempo de vida, en tal situación, Marcia viajó para estar cerca de su querido hermano, al día siguiente, llamó llorando a Daniel y le imploró, también viajar para curar a su hermano.
-Tú puedes salvarlo, eres el único que puede hacer algo, aquí los médicos ya lo desahuciaron, seguro que tú, podrás sanarlo.
-Viajaré ésta misma noche Marcia, pero no puedo prometerte que lo puedo salvar, todo depende de Dios.
-Pero tú ya has curado otras personas de cáncer, personas que estaban a punto de morir, que te cuesta curar a Esteban, no sólo es mi único hermano, sino que también; es tú mejor amigo.
-Veré que puedo hacer, llegaré lo antes posible.
Daniel examinó a Esteban, y no pudo visualizar, el destello de luz en sus pupilas, nada podía hacer, y así se lo hizo saber a su esposa, quien le recriminó su falta de humanidad.
-No puedes sanar, a tu mejor amigo, como lo haces con muchos extraños a los que nada les debes, a Esteban le debes amistad, y el haber estado a tú lado en momentos muy difíciles, hazlo por mí, pues, dices amarme mucho, pues demuéstramelo.
-El, nada puede hacer-intervino el médico Javier Martínez, famoso oncólogo, por más que él sea, un conocido curandero, sus conocimientos son limitados, si la ciencia nada puede hacer, el tampoco, su práctica, no es más que superchería, y no es que quiera ofenderlo, pero es así, Señora no pierda el tiempo, con falsas esperanzas y aunque sea muy duro, usted, debe aceptar, que su hermano va a morir, y le repito, su esposo nada puede hacer, ¿no es así?-Interroga a Daniel.
-En otras circunstancias, podría hacer algo, pero ahora no-le responde Daniel.
-En ninguna circunstancia, usted podrá engañar a muchas personas, pero no a mí, entiendo que sea el modo, en que se gana la vida, pero no creo en sus curas milagrosas, si eso fuera verdad, aquí tendría una buena oportunidad de demostrarlo, pero, eso no sucederá, usted no es más, que un charlatán-y diciendo categóricamente esto, se alejo por un pasillo del hospital.
-Tú puedes salvar a mi hermano-exigió Marcia-pero, no entiendo porque no quieres hacerlo, si lo dejas morir, nunca te lo perdonaré, yo sé que puedes salvarlo-repitió sollozando.
Daniel, no sabía qué hacer, las palabras del médico, le llenaron de rabia, la soberbia, con que le había llamado charlatán, también entendía, el dolor de Marcia, sabía, que podría dañar su matrimonio y la vida, junto a ella, si Esteban moría, entendía también, que su mejor y único amigo verdadero estaba perdiendo, su batalla con la muerte, pero sabía, que no debía darle el agua de la vida a Esteban, era la promesa de su padrino, durmió poco.
En el hotel, y en medio de las pesadillas veía la cara de Teobaldo recordándole su responsabilidad, recordaba el rostro de Esteban y como le decía que no lo dejara morir, despertó juagado en sudor y allí mismo decidió.
-Debo salvarlo, no tengo alternativa, pase lo que pase, debo hacerlo, por Marcia, por Esteban, y también por mi orgullo de curandero, ese maldito médico, no puede burlarse, del poder del agua de la vida-era su orgullo herido, y la presión de sus seres queridos también y el afecto que sentía por Esteban, no podía fallarle a quienes amaba.
En la mañana, llevó en un pequeño frasco, la pócima de la vida. Horas antes, en el mismo hotel había mantenido en agua, la esfera y ya era hora, de dársela a tomar a Esteban.
-Marcia, al verlo llegar comprendió, y le tomó las manos para besárselas.
-Gracias amor, sabía que no me fallarías, siempre has sido muy bondadoso y ahora, no podías ser menos con tu familia.
-Vamos dijo, entremos, antes que sea, demasiado tarde.
Al ingresar al cuarto, encontraron allí estaba el médico Martínez, su cara, no era la mejor.
-Está muy mal-dijo-es cuestión de horas.
-Deje que mi esposo lo atienda-solicitó Marcia.
-¿Qué va a hacer?-preguntó Martínez.
-Trae el antídoto, que le salvará la vida, como ha hecho, con muchas personas que estaban a punto de morir.
-¿Qué hay en ese frasco? No le voy a permitir…
-No me va a permitir que lo mate. ¿Qué puede perder si me deja intentarlo, ¿no dice que el quedan pocas horas? ¿No dice que soy un charlatán?-le recriminó Daniel.
-Déjelo doctor, que podemos perder, usted, ya no puede hacer nada, permita, que lo intente.
-Está bien, de todas maneras, todo es inútil, dejemos que su esposo el famoso curandero, haga el ridículo. Sólo que si adelanta, la muerte de su hermano será su responsabilidad.
Daniel levantó la cabeza de Esteban y le dio a tomar el agua de la vida, lentamente la sorbió, mientras sus ojos perdidos le miraban con agonía, poco después, empezó a toser con mucha fuerza para quedar luego, como muerto.
-Lo ve-dijo Javier Martínez-lo ha matado, ese brebaje que le dio, le aceleró el final ¿eso es lo que querían?
-Cállese doctor, espere un poco le exigió Daniel.
Casi de inmediato, Esteban abrió los ojos.
-¿Qué pasó?-preguntó aún débil.
-Pasa, que Daniel te ha salvado la vida-respondió emocionada Marcia.
-Qué tontería-dijo Martínez-él no ha salvado a nadie, yo lo veo igual.
-No es así, él esta salvado, se lo aseguro doctor-le confirmó Marcia.
Dos días después, y ante el asombro de todos, en el hospital, Esteban se había recuperado por completo, los exámenes, confirmaban su cura milagrosa, ni rastro del cáncer, que poco antes lo estaba matando, se alimentaba bien y su recuperación asombrosa, no podía tener otro calificativo que, el de un milagro.
-¿Cómo lo hizo?-interrogó Javier Martínez-usted, se puede volver rico, con la formula de su medicina, lo sabe, no entiendo porque, no comercializa ese fantástico remedio.
-Usted me llamó charlatán, dijo que todo era una superchería, se cree el poseedor de la verdad por ser un hombre de ciencia ¿cree acaso, que está por encima de Dios, que no hay más poder, que el de la ciencia? Ya ve, lo que usted y sus colegas no pudieron curar, lo hizo un simple curandero. ¿Qué dice ahora?
-La verdad, no sé qué decir, todo es muy extraño, su cuñado estaba invadido por el cáncer y de pronto, la enfermedad se esfumó, yo de usted, me volvía rico con eso.
-No todo es dinero, pero eso usted, no lo puede entender.
Una semana después, ya de regreso, llevaron consigo a Esteban para quedarse en San Miguel en casa de su madre, las cosas volvieron a la normalidad, a nadie extraño en San Miguel, que Daniel curara a su cuñado, era común allí, que sanara enfermos graves, pero las cosas iban a cambiar para siempre. Una noche de mayo, Marcia que había ido de visita por varios días a casa de su madre, al día siguiente, llamó muy temprano, contó a Daniel que Esteban actuaba muy extraño, se le notaba malhumorado y muy agresivo. Debe ser por el trauma de su enfermedad, dijo Daniel para tranquilizarla, sin embargo, empezó a preocuparse, pues no olvidaba, que había transgredido la promesa que le había hecho a Teobaldo, con respecto al agua de la vida, pero se tranquilizó pensando que nada pasaría.
Un fin de semana, la policía lo visitó.
-¿Qué pasa?-pregunto Daniel.
-Es una mala noticia, su esposa murió, también sus hijos y su madre-¿qué, cómo pasó?
-Alguien los asesinó en la noche, aún no encontramos a su cuñado, es el principal sospechoso.
-¿Qué dice? –Daniel creyó morir-¿dónde está Esteban?-pregunto, tratando de reponerse de la terrible noticia.
-No se sabe, lo buscan hace horas pero no aparece. ¿Sabe usted dónde puede estar?
-No, no lo sé, ¿puedo saber cómo murieron?
-Fue una muerte horrible, parece que toda la sangre les fue succionada. No entendemos cómo, aún se está investigando.
Luego del sepelio, Daniel empezó a pensar en las palabras de Teobaldo, en las horas de la tarde, recibió la visita de una extraña mujer, dijo llamarse Yoruba, como las tribus africanas, era una mujer alta de raza negra, se presentó a Daniel, como curandera igual que él.
-Somos colegas, y hace días, vengo teniendo sueños terribles con al bestia que has despertado.
-¿Cómo lo sabes?
-Ya te dije, sueños terribles y mis cartas, me han confirmado, que eres el responsable de despertar una terrible maldición. Has hecho mal uso de los poderes que te legó Teobaldo.
¿Conociste a Teobaldo?
-Sí, era muy niña, él y mi madre eran amigos, grandes amigos, ella tenía grandes poderes como curandera, también. Hace días, me veo atormentada por esos sueños, veo a mi madre pidiéndome, que te ayude a terminar con la maldición que mató a tu familia y a muchos más.
-Es cierto, todo es mi culpa, nunca debí dejarme convencer, en darle el agua de la vida, a alguien que debía morir.
-¿Te refieres a tu cuñado, que salvaste de un cáncer?
-Sí-afirmó Daniel con pena.
-Eso imaginé ¿pero qué es lo que has creado?
-Un rasmusen.
¿Qué es?-preguntó Yoruba luego de una pausa.
-Tampoco lo sé, sólo que mi padrino me previno de sanar personas que ya estuvieran condenadas a morir, pero, pasé por alto la promesa que le hice a mi padrino y, he creado un rasmusen, no sé donde se encuentra Esteban, pero creo que debo hacer algo, aunque, no sé qué.
-¿Teobaldo no te dijo que hacer? ¿Si esto pasaba?
-No, el confiaba ciegamente, que no iba a pasar.
-¿Te dejó sus libros?
-Un libro con las fórmulas de medicinas naturales y, unos pocos papeles más. Pero ahí, no dice nada del rasmusen.
-Mi madre en el sueño me mostraba un libro con pasta de cuero negro, me decía que rompiera la pasta y que allí, encontraría la solución, busca el libro.
-Sí, vamos-tan pronto entraron, Daniel busco el libro y al romper la pasta, encontró una hoja amarillenta. Rasmusen decía, rasmusen, repetía, sólo con la sangre de quien lo creó, podrá ser destruido.
-¿Qué pasa?-preguntó Yoruba al ver palidecer a Daniel.
-Mi sangre-dijo-sólo con mi sangre, podemos destruir al rasmusen en que se ha convertido Esteban, debo morir, para pagar el pecado que he cometido.
-Permíteme-pide la mujer-y tomando la hoja, termina de leer-sólo con la sangre, que al ser bebida por el rasmusen le matará.
-Dice con tu sangre, pero no especifica que debes morir.
-¿De qué otra forma?
-No sé, pero, ¿cómo lo encontraremos? ya ha a matado varias personas, se esconde en la montaña boscosa y sólo ataca en las noches.
-Sí, lo sé, si no lo detenemos, muchos más inocentes morirán.
-Creo saber, donde está.
¿Cómo?
-En mis pesadillas, veo una bestia muy extraña algo no conocido, dormitando en una gruta, junto a las cascadas. Conozco esa gruta, fui allí, con mi madre, cuando era una niña, para buscar hierbas medicinales.
-Debemos ir allí, pero iré sólo, no tengo derecho a ponerte en peligro.
-No conoces el camino, y no habría forma de encontrar el lugar, no lo conoces.
-Es cierto, pero algo podría pasarte, es mi culpa, yo tengo que acabar con el rasmusen.
Esa noche, Yoruba regresó a su casa, y en el camino escuchó gritos, vio pasar una sombra, moviéndose ágilmente como un pantera, pero su aspecto, no tenía parecido con ningún animal, era como una figura humanoide, pero saltaba como un felino, quedó estupefacta. Comprendió que era el rasmusen y sintió miedo, saltó por una calle y se perdió con destino a la montaña, al buscar el origen de los gritos, Yoruba encontró una multitud, rodeando el cuerpo de una mujer que yacía en la calle, en medio de un charco de sangre.
-Yoruba-le preguntó un anciano vecino-¿qué cosa nos está matando?
-Es un, rasmusen-le informó ella.
¿Rasmusen?-preguntó de nuevo el anciano-ella asintió con la cabeza.
-Rasmusen, rasmusen-repetían todos con terror y se persignaban.
Al día siguiente, muy temprano, Daniel se dirigió al cementerio, allí se despidió de su esposa y de sus dos queridos hijos, presentía que pronto los acompañaría, pues, debía enfrentar, el maleficio que el mismo había creado por su irresponsabilidad. Rasmusen debía morir, nunca debió existir, ahora él mismo tendría que morir, para terminar con este error de la naturaleza “el Rasmusen “dejó unas flores y se despidió. A l pasar por la
plaza de San Miguel, salían con el féretro, de la mujer muerta, la noche anterior. Cerca de la iglesia, se encontró con Yoruba.
-Ya estás listo-preguntó ella.
-Creo que sí, no hay más remedio, que enfrentar esta situación. Gracias Yoruba, espero que nada te pase.
-no importa, debemos cumplir con nuestro deber, así, nos cueste la vida, el Rasmusen, debe ser destruido, y solo tú puedes hacerlo. Voy a ayudarte, has sufrido mucho y a pesar de que causaste esto, entiendo tú equivocación, cualquiera en tú lugar habría hecho lo mismo.
-Sí, posiblemente, somos humanos, ahora lo importante, es solucionarlo, así, tenga que morir, para que todo esto acabe, será lo mejor, si muero y tú puedes sobrevivir, quiero que te responsabilices, de la esfera Quimbaya.
¿Qué dices?-pregunta impresionada.
-No, eso no puede ser.
-Debes hacerlo, podrás hacer mucho bien a la gente, tú también eres curandera y podrás darle buen uso.
-No sé qué pensar.
-No hay nada que pensar, toma-Daniel entrega la esfera de hueso con las extrañas inscripciones en un frasco con agua.
-¿Es la esfera Quimbaya?-interroga, mientras toma el terrible amuleto, que cura y crea a la vez los Rasmusen.
-Sí, tú eres de mi entera confianza, si el rasmusen me mata, eres la indicada, para conservar la esfera Quimbaya y su poder sanador, en mi casa, quedan el libro, y las fórmulas que me heredó Teobaldo, también quedas en poder de ellas, y te pido, que cuides, las tumbas de mi esposa y de mis hijos, muertos por mi culpa.
-No vas a morir, él espíritu de Teobaldo te protege, él sabe que eres bueno y no permitirá que esa bestia te mate.
Luego de un largo y difícil recorrido, por la selvática montaña, y al atardecer, llegaron a un punto desde donde se divisaba, la cascada y una gruta rodeada de mucha vegetación.
-Debemos apresurarnos, antes que anochezca.
Minutos más tarde, ingresaron a la cueva, unos metros adelante, encontraron, varios cráneos humanos, y otros huesos, el olor era fétido, había allí, muchos restos en descomposición. Con sigilo continuaron hasta llegar al fondo. Allí dormía tranquilamente Esteban.
-¿Qué hacemos?-preguntó Daniel.
-No lo sé-respondió Yoruba.
-Esteban- llamó- Daniel-Esteban.
El hombre, abrió los ojos y se incorporó, estaba desnudo, y su cuerpo cubierto de sangre ya seca.
-Daniel ¿Qué haces aquí?
-He venido a buscarte.
-¿Quién es ella?
-Ella es Yoruba, viene para ayudarnos.
-Ya no hay nada que hacer, me he convertido es una bestia asesina, he intentado matarme pero no lo consigo.
-¿Qué pasó?-preguntó Daniel.
-Maté a mi familia, eso lo sabes, y desde entonces he matado a muchos, no puedo evitarlo, cada noche es igual, la locura se apodera de mí, soy, una bestia salvaje, que se alimenta de sangre y carne humana. ¿Vienes a matarme por haber asesinado a tu esposa y a tus hijos? ¿No es cierto?
-Tú no tienes la culpa, yo propicie todo esto.-aclaró Daniel.
¿Cómo es posible?
-No debí sanarte, todo esto comenzó cuando enfermaste y al darte el agua de la vida, a pesar de saber que no debía, te condene a ser un Rasmusen.
-¿Rasmusen? eso es lo que soy.
-Sí, por ello debes morir.
-Eso quisiera, pero aunque lo he intentado, no lo consigo, me lancé desde un risco y nada pasó, intenté acuchillarme, pero la herida sanó casi de inmediato, parece, como si fuera indestructible, y mientras, cada noche el demonio se apodera de mí y salgo para asesinar, mi apetito es insaciable, asesino sin piedad a todo infortunado que se cruce en mi camino.
-Lo sé-dijo Daniel-pero, esto debe acabar.
-¿Cómo?
-Debes tomar la sangre de Daniel-intervino Yoruba-es la única forma.
-¿Debo matarlo?-preguntó impactado.
-Sólo sabemos que debes tomar la sangre de Daniel, por ser quien te creó con el agua de la vida.
-No, eso no, ya he causado mucho daño, maté a mi familia, y ahora no podría.
-No hay más remedio-afirmó Yoruba.
Esperaron a que oscureciera, y cuando Esteban empezó a gritar como enloquecido, Daniel y Yoruba pudieron ser testigos, de la terrible trasformación de Esteban en Rasmusen, primero convulsionó y lentamente su cuerpo, se torno oscuro, sus manos se alargaron y unas garras afiladas crecieron y se curvaron, sus piernas y pies, eran los de una bestia negra y
descomunal, en su cara se mostraba un gesto feral y el brillo en sus ojos enormes, dibujaba una fuerza indómita.
-Nunca había visto algo así-grito Yoruba.
Daniel se paró, de frente al Rasmusen-Esteban, Esteban-gritó, la bestia se quedó quieta, luego Daniel se acercó más, en ese momento, el Rasmusen le saltó encima y le clavó los dientes y las garras en el pecho, Daniel grito, Yoruba tomó una roca y empezó a golpear aquel ser endemoniado, entonces Rasmusen, lanzó a Yoruba por los aires, cayendo ésta metros atrás. Daniel quedó inmóvil en el suelo, cubierto de sangre, Rasmusen, salió entonces, de un sólo salto, al exterior de la oscura cueva. Yoruba, se incorporó minutos después algo adolorida por el golpe.
-Daniel, Daniel-llamó-se acercó al cuerpo inmóvil y le levantó la cabeza.
-Está vivo-dijo para sí- está vivo.
-Sacó el frasco con el agua de la vida, en el fondo estaba aún la esfera Quimbaya, derramó un poco, en las heridas de Daniel y éstas dejaron de manar sangre y después, le abrió la boca a Daniel, para darle de beber del agua, diez minutos después abrió los ojos.
-¿Estoy vivo?
-Sí, lo estás.
-Y Esteban, ¿Qué pasó?
-Escapó-respondió Yoruba-luego de atacarte.
-¿Entonces, de nada sirvió?
-No lo sé-dijo Yoruba-quizás tu sangre ya hizo efecto y ya esté muerto.
-Debemos buscarlo-propuso Daniel-vamos-agregó, incorporándose.
Caminaron a través de la montaña, nada pudieron ver, y decidieron regresar a San Miguel, al llegar, observaron mucho movimiento y gentes gritando.
-¿Qué pasa?-interrogó Yoruba a un chico.
-Rasmusen, está en el cementerio, las gentes del pueblo van hacia allá para matarlo.
-Vamos, dijo Daniel.
Al llegar rasmusen, rugía como una bestia herida y se tambaleaba tratando de llegar, a la tumba de Marcia.
Esteban- le grito Daniel- Esteban.
Rasmusen, cayó sobre la lápida de la tumba de Marcia Domínguez Román, su hermana, lanzó un último rugido, que estremeció a los presentes, que levantaban temerosos, las antorchas que portaban como protección y se desplomó. Poco a poco, su cuerpo cobró la forma original.
-Esteban Domínguez-gritaban atemorizados, pues muchos lo conocían-¡esto es obra del diablo! ¡Decían!
Rasmusen estaba muerto, y ahora, sólo quedaba olvidar, que alguna vez había existido, y sepultar, con el cuerpo de Esteban, todos los males que había ocasionado.

lunes, 19 de julio de 2010

DIBUJOS E ILUSTRACIONES"EL PIRATA RIN RIG Y LA ISLA DE LA CALAVERA"


EL PIRATA RIN RIG Y LA ISLA DE LA CALAVERA



EL PIRATA RIN RIG Y LA ISLA DE LA CALAVERA.

AUTOR: CARLOS ALBERTO SANCHEZ NARANJO.

Cinco círculos de poder, son la barrera para llegar al tesoro de Rin Rig, enterrado en algún lugar de la isla de la calavera. Rodeando el lugar, tanto en la zona de playas, como en los acantilados del norte, se desplazan nadando las bellas y terribles sirenas, que embrujan y enloquecen con su canto a los navegantes que osan llegar, buscando el tesoro maldito de Rin Rig, el más aterrador pirata que hubiese existido jamás, en todo el Caribe. Yacen allí los restos de cientos de barcos, deteriorándose lentamente por la fuerza de las olas y el acoso del viento y el sol. A su lado los restos de los desventurados marinos, que murieron devorados por las sirenas sin haber logrado siquiera desembarcar en la isla. Una vez en la playa, se divisa una jungla enmarañada, que esconde mil espectros, de espejismos terroríficos, capaces de enloquecer, aún, a los más cuerdos, también allí reposan, restos de hombres, que habiendo podido superar, el hechizo de las sirenas, no resistieron, sin embargo, el círculo de los fantasmas, que gobiernan, el denso laberinto de árboles lúgubres, que parecen emerger, de una pálida y danzante bruma blanca. Adelante, un camino empedrado, lleva hasta una mansión oscura, recortada sobre los cielos grises de la isla, sus moradores, malvados anfitriones de banquetes funestos, envuelven su entorno, con aromas de carnes y festines que atraen, al que tenga el infortunio de llegar allí, para degustar los exquisitos platillos, de carnes de cerdo y res, bestias que recorren, sendos corrales que rodean la casa y que antes, fueron hombres, al llegar hasta éste lugar y, luego de disfrutar las ricas viandas, quedaron reducidos, por el efecto de brebajes demoniacos, a la condición de animales, para ser consumidos luego, por otros, que llegarán después, tentados, por el hambre y la insensatez, de dejarse engañar, por la maldición de la isla de la calavera, el lugar más siniestro de toda la tierra. Ya cerca del afloramiento rocoso, en forma de un cráneo humano, vigilan, expectantes los perros del diablo, negros canes hambrientos, atentos a matar y devorar a todo intruso que se arriesgue a llegar a sus dominios, por último, el círculo mayor, que encierra la calavera rocosa, donde se supone guardó, su tesoro Rin Rig, años atrás, antes de morir. Los cuatro primeros círculos, con los años han podido ser cruzados, no obstante jamás, alguien logró salir con vida, de la gruta siniestra de la calavera, incluso, aún, sobreviven tres hombres que lograron llegar, hasta la entrada, pero sólo porque pudieron huir, cuando sus compañeros de aventura murieron en su interior. Son ellos: Maní, un viejo corsario, tuerto del ojo derecho y con un negro parche de cuero en su ojo faltante, ha intentado llegar dos veces a la isla, Yoré por su parte es un fortachón africano, pirata desde niño, y el brazo derecho de Maní, un año antes, casi logra llegar al tesoro, pero, los gritos de sus cuatro compañeros piratas también, al ingresar a la gruta le hicieron desistir, escogiendo sobrevivir a arriesgarse al igual que su capitán, Lacan el más empecinado en encontrar la riqueza de Rin Rig, apenas tiene veinte años, además de valiente, lo impulsa el deseo de casarse con Isabel, la bella hija de Robert, un rico comerciante de Puerto Royal, que busca casar a su hija, con alguien de su nivel. Intenta volver a conseguir el tesoro y poder pedir la mano de Isabel, a quien ama, sentimiento, que es correspondido le es plenamente por la bella y elegante dama. Dos meses antes Laura Stevenson, madre de Lacan, falleció confesándole un terrible secreto, Su padre era el mismísimo Rin Rig, y además, le entregó un mapa para llegar a la isla de la calavera, de manera segura y también, un diario del pirata, Laura lo tenía desde hacía tiempo, cuando lo recibió de Rig, poco antes de morir, quería que su hijo lo tuviera, pero sólo hasta cumplir veinte años, y aunque Laura, dudó en arriesgar la vida de Lacan, al saber que ya él, lo había intentado, motivado por conseguir el amor de Isabel, decidió, rebelar el secreto a su hijo y entregarle, el mapa y el diario, de aquel que había sido su amante y el padre de Lacan, el mismo Rin Rig, pudo enterarse entonces, el joven aventurero, que toda al isla, estaba encantada bajo el hechizo de Crisolda, la bruja africana, conocedora de las practicas del vudú, había creado, los cinco círculos de poder demoniaco, que el mismo Satanás, sostenía por el pacto con Rin Rig, el pirata, que le había empeñado su alma para proteger el tesoro.
-Lee el diario con cuidado, así tendrás más oportunidad, de pasar los círculos, y lograr llegar al tesoro, pudiendo además, salir de la isla con vida.
Luego de la muerte de Laura, Lacan estudió el mapa que señalaba un camino, entre la playa y el cráneo de piedra e indicaba, un punto en el interior de la misma. Quizás, el lugar donde se hallaba el tesoro, al mirar el diario, encontró un recuento de los abordajes, a galeones españoles y barcos de otras nacionalidades, detallando el oro y demás riquezas, conseguidas con el pillaje en alta mar: cargas de monedas de oro y plata, ídolos indígenas de diferentes culturas, esmeraldas y artículos religiosos, con preciosas tallas, y un sin numero de objetos de gran valor, llevados y traídos, en el comercio entre Europa y América. Se narraba también en el diario, las sanguinarias prácticas de ataque a los navíos, y las numerosas muertes y torturas de los viajeros, también la aplicación, de los códigos piratas, con frecuentes juicios, y ejecuciones por amotinamientos y traiciones. Quedaba claro en el diario de Rin Rig, que su padre había representado, el más alto nivel de la maldad y la crueldad. En la parte final del texto ya amarillento, detalla el ritual efectuado por Crisolda, en la isla de la calavera y donde se levantaron, los cinco círculos de poder demoniaco, tomando como base, el alma de Rig, la cual no descansaría en paz, para proteger, el mismo, su tesoro, con los poderes del diablo, el cual, fue invocado bajo al luna llena, mientras la vieja bruja africana, levantó uno a uno, los círculos, primero los hombres de Rig lanzaron al mar desde la playa, a la señal de la hechicera, cientos de mujer jóvenes, muy bellas y vírgenes, con un terrible conjuro y un canto extraño, el mar empezó a revolverse. Crisolda derramó desde un recipiente negro, sangre humana mezclada, con un brebaje blanco. Poco después, todas las mujeres, empezaron a gritar con frenesí; se hundieron por algunos minutos y al salir a flote, habían nacido por virtud del oscuro ritual, las terribles sirenas, comedoras de carne humana, y puerta de los maleficios de la isla, Una humareda, rodeo por competo, la enmarañada selva tropical, unos kilómetros adelante, y transformó las siluetas de los árboles, en un laberinto de visiones febriles, los troncos y ramas, proyectaban sombras y fantasmagóricas figuras, que parecían atacar, a todo aquel, que se acercara, el miedo despertaría, los temores más profundos de cada hombre, que pudiese llegar hasta este boscoso paraje.
En medio de la noche, la vieja mansión de lord Hamilton, dejaba su ruina, para albergar a John y María Soriano, un matrimonio español, amante de la buena comida y la maldad, la casa albergaría, el lujo y las atenciones, para quienes buscaran, el refugio y la comida, que saciara su hambre, en aquella isla sombría, encantados por la cortesía de los Soriano, las salsas y las carnes, encubrirían el ingrediente, que los transformaría, poco después en cerdos y vacas, que suplirían, la demanda de carne, para los siguientes visitantes. El tercer círculo, para perder la carrera por el tesoro de Rig estaba establecido, y entonces un centenar de perros salvajes, fueron sembrados, en la zona aledaña a la calavera de piedra, hambrientas criaturas, dispuestas a despedazar, a todo lo que se moviera, animal y humano. Más que perros asesinos, en cuatro patas, con dientes fenomenales y agilidad para cazar, a sus presas, los ojos centelleantes de ira, dibujaban una imagen de desproporcionada locura. En la gruta el veneno de mil víboras de las más letales, y diez momias de piratas crueles y sanguinarios, compañeros de Rin Rig, ajusticiados por traición y entre ellos, el cuerpo momificado, del mismo Rig. Allí, se encontraría la clave,
del lugar del tesoro, pero no decía el pirata en su diario, si se encontraba allí mismo, en el interior del cráneo de roca o en otro lugar.
Un escrito a manera de acertijo, relacionaba la forma, como se podría llegar, hasta el afloramiento de piedra en forma de cráneo:

“Las bellas del mar, el canto que mata,
Las olas del miedo, sólo remontarás
Si sordo te quedas.
Al embrujo no creas, es sólo tu mente.
Deja que pasen las sombras, son sombras,
el corazón valiente no será tocado por el temor.
El hambre no te gobierne, no entres en mi casa,
No diluyas tu cordura; en vinos venenosos
y en deleites de involución.
Mira que si corres mueres entre los dientes
de cancerbero, sus fauces destrozan la cobardía,
pero temen al valor. Entra entonces por la cruz,
allí no llega el envenenamiento ni la estaca, que quita la vida,
descubre la clave en la misma piel del hombre.
El enigma, en su papel de difunto te llevará a la riqueza”

Las palabras le decían a Lacan, la forma, de eludir las trampas mortales, sembradas por la magia negra, y el alma perdida de Rin Rig. Ya varios hombres, habían superado los cuatro primero círculos, el mismo Lacan, pero ahora podía hacerlo de la manera fácil, aparentemente.
El fin de semana, era de mercado en Puerto royal, allí consiguió Lacan hablar con Maní, le propuso el viaje, el viejo corsario, tenía un barco algo maltrecho, pero podía, hacer al travesía, lo había llamado”el último infierno” en el había asestado, buenos golpes y se había hecho, con grandes botines, que de igual manera, había despilfarrado con sus piratas, en juergas de ron y mujeres caribeñas. Nada quedaba y ya viejo, sólo tenía como alternativa, para sus últimos años, el tesoro grandioso de Rig. El valor, seguía intacto, lo probaba el ser uno de los sobrevivientes de anteriores excursiones a la isla, habiendo estado tan cerca, la propuesta de Lacan, le resultaba muy provocativa, más aún, con las pistas, que decía tener el joven.
-¿Ya interpretaste esas pistas y el mapa?
-Más o menos-respondió Lacan, pero creo, que a medida que avancemos, podremos comprender algunas cosas, que aún no acierto a descifrar.
-Es cierto, ya estuvimos muy cerca y no podemos perder ese tesoro, o dejar que otros lo consigan, eso sería imperdonable.
-Lacan-interrogó Maní- ¿cómo conseguiste estas cosas.
-Es un secreto, no puedo decírtelo-respondió Lacan.
-y ¿como me garantizas que son auténticos?-y luego agregó- Escucha fui un buen amigo de tu padre en un tiempo, me dijo que tenía un hijo, ¿dime una cosa? ¿Eres el hijo de Rin Rig?
Lacan se quedó en silencio unos minutos y luego, le respondió algo acongojado-¡Sí, soy su hijo! Pero te ruego que no lo digas a nadie.
-cuenta con eso, será lo mejor, ahora entiendo, esto una garantía para mi.
-comprendo Maní, también yo quiero saber algo, aún tienes a tú servicio a Yoré?
-Sí, efectivamente el africano sigue conmigo, es un negro valiente, como tú y yo, no hay muchos como nosotros, pero hay algo que hay que concretar, creo que es lo más importante.
-Creo saber que es.
-Eso mismo Lacan, si pongo mi barco a tú disposición, yo estaré arriesgando más que tú, ¿no es cierto?
-No creo, como máximo, alcanzaras a llegar a la calavera con mucho peligro, ¿pero como conseguirás, ingresar en ella sin perder la vida?
-Tú pones el barco y tú gente, y yo pongo el mapa y el diario con las pistas, si encontramos el tesoro, la mitad será para cada uno, ¿te parece?
-No me parece, ¿y mis hombres, debo repartir con ellos, mi mitad y tú, tendrás tú parte para ti solo? ¿Entiendes la situación?
-Comprendo, y creo que sería justo, que una parte del tesoro, quede para tus hombres, con un porcentaje mayor, para los que ingresen en la isla con nosotros y sobrevivan.
-¿Es un trato?-preguntó Maní.
-Sí, es un trato de caballeros.-reconoció Lacan.
Dos días después, todo estaba listo, el barco, cargado con ron, pólvora y treinta y cuatro hombres, dispuestos a morir en el empeño, de conseguir el mayor tesoro, que jamás se hubiese escondido, en isla alguna del Caribe. Las aguas serenas vieron partir el viejo barco ondeando las velas, como gaviotas aventureras deslizándose por el inmenso manto azul.
Tres noches contemplaron la luna reverberando en el sereno espejo del Caribe, al amanecer del cuarto día avistaron la isla, bella e imponente en el horizonte como un paraíso del mal.
-¡Isla calavera, a la vista!-grito con voz tambaleante el marinero en lo alto del barco.
Muchos se estremecieron, sabían que allí habían perdido la vida, muchos hombres, también algunos de sus compañeros que habían ingresado con Maní en aquella macabra isla, buscando un tesoro que parecía imposible de conseguir.
-Cúbranse todos los oídos-gritó Yoré-sí no quieren morir pronto, en las fauces de las sirenas.
Todos, se introdujeron trozos de algodón, al interior de sus orejas, sólo un pelirrojo pirata, se quedó sin protección, le decían Brio, porque resoplaba como un caballo, cuando se emborrachaba, y era, en ese estado, como se encontraba, y durmiendo luego de beber ron, toda la noche, mientras, supuestamente vigilaba. Mientras la nave se deslizaba, acercándose a la isla, las sirenas, sentadas en las rocas cercanas a la playa, comenzaron a cantar, algunas sonaban caracoles marinos, que dejaban salir un ritmo sublime e hipnótico, que sin embargo los hombres del “último infierno” no escuchaban, así se prevenían, del asedio de aquellas bellas, pero mortales mujeres del mar, con colas de pescado azules y verdes. En un momento Brio, despertó como por encanto, con las endiabladas canciones de las sirenas y corrió por la cubierta, nadie pudo detenerlo cuando se arrojó por al borda, el mar lo recibió, y minutos después, fue rodeado por las bellas mujeres; mitad humanas y mitad peces, el efecto del licor no le permitió comprender bien lo que pasaba, entonces sintió los colmillos y garras de aquellos monstruos del mar en su cuerpo, sus gritos acompañaron a una dolorosa muerte, gritos que sus compañeros de viaje no escuchaban, pero, si podían ser testigos, de su dramática muerte, como preámbulo de las terribles cosas, que iban a pasar en aquel paradisiaco, pero maligno lugar, que era la isla de al calavera. Bajaron del barco una vez lo anclaron, en ocho barcazas de madera y rápidamente desembarcaron, arrastraron las barcazas hasta un lugar seguro de la misma playa, y allí se reunieron una vez sacaron los tapones de sus oídos, allí los convocó Maní para darles instrucciones.
-De su cordura y capacidad para seguir al pie de la letra mis instrucciones depende que regresen todos con vida, quien no lo haga será responsable de su seguridad. Recuerden, no daremos vuelta para salvar a nadie, y no recogeremos cadáveres para darle cristiana sepultura, eso no lo haremos, quien caiga en alguno de los círculos que envuelven la isla, ahí tendrá su tumba y de allí directo al infierno, pues nuestra ambición nos salva o nos pierde para siempre. Entendieron.
-Sí, entendimos.-gritaron en coro los hombres-con voces de miedo y valor a la vez.
-¿Que sugieres?-pregunta Maní a Lacan.
-sigue el bosque maldito, todos deben pasar, sin detenerse-les informa a todos con voz de autoridad Lacan-nada de lo que vean, es real, son sus propios miedos, nada allí, es un peligro real, quien se deje atemorizar perderá la cordura y con ella la vida, así que sólo caminen rápido, no se detengan.
Dos hombres murieron allí, cuando perdieron la razón, ante las imágenes de sombras y fantasmagóricos personajes, que les salían al paso, caras espantosas de monstruos y terribles bestias, semihumanas, las imágenes de familiares muertos, gritos y sonidos nunca escuchados, ambos hombres corrían como locos, uno de ellos, aún muy joven, cayó como fulminado, mientras se apretaba al cabeza, el otro, uno de los cocineros de Maní, rodó por la arboleda y se golpeó con una gran roca, todos los demás pasaron corriendo, aguantando sus propios temores inmersos en aquellas visiones espectrales.
Ocho hombres quedaban, sudorosos y temblando, incluyendo a Lacan, aunque era una experiencia ya vivida, seguí a siendo terrible como la primera vez, La madre de Lacan se había atravesado mientras intentaba pasar la jungla, sus amigos muertos en la travesía anterior, sus miedos de la niñez, otro tanto pasó a Maní que pudo ver las viejas batallas en el mar, la sangre y la presencia de viejos fantasmas acechándole.
Se tiraron al suelo respirando con fuerza, y trataron de recobrar el aliento, luego de un rato, miraron las luces en al casa a pocos kilómetros, se incorporaron y recibieron la orden de pasar de largo, en lo posible aguantando la respiración, para evitar deleitarse con los aromas de la comida de la suntuosa mansión de los Soriano. Casi al pasar todos, Mitre el más viejo se regresó, el embrujo de los aromas, le llevó corriendo hasta la casa-no lo hagas le gritó Lacan-regresa le ordenó-no le escuchó.
-Déjalo-le dijo Maní-estaba advertido, pero sus sentidos lo engañaron, nada podemos hacer, si vamos allí para salvarlo, nos perderemos todos. Vamos.
-Sí, es cierto, continuemos, ahora sólo quedamos siete.
Ya habían sido advertidos de los perros, con la lectura del texto del diario:
“Mira que si corres mueres entre los dientes
de cancerbero, sus fauces destrozan la cobardía,
pero temen al valor”
-No deben correr pasemos despacio, si los perros sienten nuestro miedo y corremos nos despedazaran, así pasó cuando vinimos anteriormente, aquí murieron nueve hombres, sólo sobrevivimos los que estuvimos calmados a pesar de al fiereza de estas bestias, que intentaban intimidarnos para poder atacarnos. Espero que nadie pierda la cordura, caminen despacio, recuérdenlo.
Pocos metros adelante, los perros se lanzaron contra ellos, tres hombres se devolvieron aterrorizados y los perros les dieron caza en poco tiempo, despedazándoles en medio de sus gritos lastimeros. Lacan y Maní se quedaron quietos mientras los perros los olfateaban y les mostraban los dientes con furia los otros dos hombres caminaban despacio resistiendo los gruñidos de las bestias así hasta lograr subir en la cima rocosa, allí los perros se quedaron quietos con frustración de las presas perdidas y poco después se devolvieron hasta el interior de su círculo. Extenuados se dejaron caer pesadamente en el suelo frio de piedra, Maní creyó desfallecer, Lacan respiro con tranquilidad-empieza lo peor-mientras suspiraba agotado.
-Sí-confirmó Maní.
-Otra vez aquí-afirmó Yoré-esta vez tiene que ser, no estoy dispuesto a repetir esta maldita situación.
-Tampoco yo-agregó Maní, otra vez me matará.
-Debemos llegar hasta el final, como sea- dijo con determinación Lacan-no habrá otra oportunidad-concluyó.
Ahí estaban a pocos metros de la calavera, la boca era un oscuro hueco que manaba una blanquecina bruma. Lacan leyó el texto del diario un par de veces:
“Entra entonces por la cruz,
allí no llega el envenenamiento ni la estaca, que quita la vida,
descubre la clave en la misma piel del hombre.
El enigma, en su papel de difunto te llevará a la riqueza”

-¿Que crees?-preguntó a los demás.
-La cruz debe ser un camino-dijo Yoré-creo
-Debe ser, entremos pues-ordenó Maní, mientras se incorporaba para entrar. Entraron los cuatro despacio Maní había encendido una lámpara, ya era de noche y la cueva de piedra, estaba cubierta de una bruma espesa, el suelo se sentía mover.
-Mira,-dijo Lacan-son víboras, cuidado las pisas… ¡ves ahí ¡
-¿Qué?-pregunta Maní.
-Es una plataforma de piedra, es la cruz, subamos ahí.
-Vamos dice Maní, todos suban ahí no pueden subir las serpientes.
Los hombres se apresuran a colocarse, arriba de la cruz de piedra y se desplazan hacia adelante, abajo la luz de la lámpara ilumina varios esqueletos humanos, esparcidos por el suelo, algunos están atravesados por estacas, sobre las osamentas se arrastran lentamente las víboras. Al llegar al fondo el reflejo de luz dibuja el contorno de varias momias once en total con la que se dice es el cuerpo de el mismo pirata Rin Rig, al acercarse, Lacan mira detenidamente las momias formadas contra la pared de piedra de la cueva.
-¿Qué miras?-le interroga Maní.
-Busco la momia de Rig-debe ser ésta-señalando la que se encontraba en medio-¿es él?-pregunta a Maní, quien lo conoció en vida.
-No sé, podría ser, espera recuerdo que tenía, una herida en su brazo derecho.
-Sí, dice Lacan, aquí está, debe ser él, ayúdame a buscar un tatuaje en su piel, el texto del diario habla, de piel del hombre y del papel del difunto.
-Es cierto, de veras que eres bien inteligente, no lo habría pensado.
Los cuatro hombres buscan en el cuerpo disecado de Rig, pero no logran encontrar nada.
-Esperen-dice Yoré-busquemos en su espalda.
-Buena idea –aprueba Lacan-al girar al momia y recostarla en el suelo de piedra, visualizan un mapa de al isla, con una cruz roja en unos árboles que están a los lados de la gruta. Otra cruz roja aparece en la casa de los Soriano.
-¿Qué es esto?-grita Maní.
-No sé-busquemos afuera.
Dos árboles de aspecto tétrico, con ramas secas y bajas se doblan por el peso de cientos de calaveras.
-Debe ser una broma del maldito Rin Rig-afirma molesto Maní.
-Espera-dice Lacan-mientras se acerca a uno de los árboles, de una rama baja toma uno de los cráneos, empieza a mirarlo detenidamente, saca su cuchillo y empieza a raspar despacio, los demás lo miran extrañados.
-Lo encontramos-dice.
-¿Qué dices lacan?-pregunta Yoré.
-Mire-dice-mostrando la superficie raspada.
-Oro-dice Maní-oro, el maldito convirtió su oro en calaveras, bajémoslas todas.
Todas las calaveras eran de oro y estaban cubiertas de una sustancia blanca y gruesa, una fortuna en oro.
Un grito macabro se escuchó, tan pronto la última calavera fue bajada.
-Es el alma de Rin Rig-dijo Maní, la amarró a su tesoro, pero por fin descansará en paz, traigan su momia ordenó, Yoré y Marú el otro hombre, ingresaron en al gruta y sacaron la momia del malvado pirata, ya afuera, incendiaron la momia, y mientras esta ardía, elevaron una oración, en ese momento se escuchó de nuevo el grito, que hizo temblar a todos allí. En ese mismo momento un ruido estremecedor, hizo temblar toda al isla, todos cayeron al suelo, poco después, hubo un gran silencio, nada se escuchaba, al amanecer, descendieron los cuatro hombres, los perros no estaban, y al llegar hasta la mansión, encontraron varios hombres deambulado por los alrededores, eran los sobrevivientes, que ahora volvían desde su condición de bestias a la de humanos, luego de romperse el encantamiento, entre ellos estaba el cocinero de Maní, que corrió a abrazarles aún temeroso. Las puertas de la mansión, ahora nuevamente en ruinas estaban abiertas, ingresaron con sigilo, y al bajar hasta el sótano, llevados allí por un intenso brillo, encontraron el resto del tesoro, como lo indicaba el mapa, tatuado en la momia del pirata Rig, quedaron estupefactos ante al magnitud de la riqueza, la misma tendría que ser transportada hasta el barco entre todos con la ayuda de algunos hombres que se habían quedado esperando en la embarcación. La isla de la calavera, ya no estaba bajo el influjo de los cinco círculos de la maldición, con el descubrimiento del tesoro y la destrucción de al momia de Rin Rig, se había desvanecido la fuerza maligna con la que había sido protegida. El tesoro se repartió en tres partes, una para Maní que pudo retirarse de su vida de pirata, para dedicarse a la plantación de caña que había comprado, en la isla de Cuba, la otra parte quedó en manos de la tripulación del “último infierno” y la tercera parte para Lacan, quien pudo casarse con Isabel con la aprobación de su ambicioso padre, que al ver las inmensas riquezas de Lacan, no pudo más que aceptar con ambiciosa alegría a su nuevo yerno.