domingo, 15 de agosto de 2010

EL TESORO AL FINAL DEL ARCO IRIS.




“Reza la leyenda que al final del arco iris, se encuentra, un gran tesoro, quien logre encontrarlo será inmensamente rico”

David, Danny y Dalí, eran tres jóvenes amigos, vivían en la comarca de Amanecer de los sueños, y a pesar de su pobreza, eran muy trabajadores y honestos, pasados unos años, los jóvenes no prosperaban y deseosos de encontrarse con la fortuna, habían decidido buscar, el tesoro que se dice, se encuentra al final del arco iris, para tal efecto, visitaron a Romelia del monte, conocida hechicera, que moraba en una vieja casa cerca del río.
-¿Qué quieren saber muchachos?-preguntó, la ya anciana mujer.
Dalí, que era el mayor, le interrogó sobre la leyenda del tesoro, al final del arco iris.
-Es cierto, quien logre llegar, al final del arco iris antes, que este se desvanezca, podrá, encontrar un caldero lleno de monedas de oro, que nunca se vacía.
-¿Entonces es cierto?-interrogó Daniel con interés.
-Sí, pero es peligroso-agregó Romelia.
-¿Peligroso?-quiso saber Danny, el chico pelirrojo.
-A decir verdad-repuso Romelia-muy peligroso. Los pocos que han podido acercarse al tesoro, han muerto.
-¿Por qué?-pregunta de nuevo Danny.
-Es en la primavera de Amanecer de los sueños, cuando es más factible conseguirlo, pues, siete arcos de colores, se dibujan en el horizonte, y su duración, es mayor que en otras épocas del año, pero, encontrar el final del arco iris, no es el único problema, no todas las veces es sensato intentar recoger el oro.
- Romelia puedes decirnos ¿por qué? -quiso saber David, el menor de los chicos, de cabello ensortijado y rubio.
-Cuando el caldero sea negro, su dueño, el duende Trueno, estará cerca cuidando su oro, de seguro, quien intente tomarlo, perderá su cabeza.
-¿Es eso cierto?-interrogó extrañado Danny.
-Tan cierto como que estoy vieja. Nadie le ha podido quitar su oro, al duende trueno, su colección de cabezas, crece con el tiempo. -¿Entonces, es imposible conseguir el tesoro?-dijeron en coro, algo decepcionados los chicos.
-No he dicho eso-aclaró Romelia, mientras sacaba de su boca, el negro tabaco que fumaba, con una mueca graciosa-sucede-continuó-que el arco tiene dos puntas, en una de las ellas, se encuentra el caldero dorado, pertenece al bonachón duende Noel, quien lo encuentre, podrá volverse rico, si sigue sus instrucciones del duende, de lo contrario el resultado será el mismo, la muerte.
-Esto, es muy arriesgado-afirmó David.
-Sí reafirmó, Danny pero no importa, todo es seguir las recomendaciones de Romelia, ¿qué podemos perder? Además, si no lo intentamos ¿cómo vamos a salir de esta pobreza tan cruel?
-Es cierto-reafirmó David ¿Qué nos recomiendas Romelia?
-No puedo decirles nada, es su destino, ustedes deciden, yo cumplo con advertirles los peligros. En la vida toda decisión tiene sus riesgos.
-Hagámoslo, todo es cuestión de tener cuidado-insistió Danny, que era el más osado y ambicioso de los tres.
En la primavera, un atardecer hicieron un pacto de honor, si alguno de los tres conseguía encontrar el tesoro, al final del arco iris, las compartiría con sus amigos. A partir de ahí, cada uno por su cuenta, intentaría llegar hasta cualquiera de los dos extremos del colorido arco iris. Dos días después, y cuando la lluvia pertinaz cesaba, el horizonte de la comarca, se vio coronado, con un esplendoroso arco iris. Danny, estaba muy cerca, recogiendo nabos, en el cultivo de su tío, sin pensarlo, montó en su caballo y logró llegar, hasta una de las puntas, del arco iris. Un brillante y dorado caldero, le encandelilló las pupilas, presuroso, se acercó y antes que pudiera tomar siquiera una moneda, la presencia diminuta del enano Noel apareció ante sus ojos.
-Hola joven ¿buscas mi tesoro?
-Así es, ¿me lo puedes dar?
-Si de veras lo quieres, deberás cumplir un requisito.
¿Qué requisito?
-Te daré esta moneda-dijo extendiéndole la mano derecha con una de las monedas de oro, llévala a la casa de Dalia, la señora de los cuervos ¿la conoces?
-Sí, se quien es, la mujer, en cuya casa anidan miles de cuervos, la gente dice que está loca.
-No digas eso, chico, no lo digas, sólo ve a su casa y entrégale esta moneda, y hazle saber a Dalia, que quieres comprar, una de sus hijas para casarte con ella. Y entrégale la moneda.
-¿Qué dices? ¿Crees que ella va a venderme, a una de sus hijas?
-Haz lo que te digo, ella entenderá, de las tres hijas: dos son bellas: la mayor Talía y la mediana Fedora, la menor en cambio, es fea, y es a ella, a la que debes comprar, para casarte, sólo, óyelo bien, sólo, debes casarte, con la menor de nombre Mirla, si quieres el tesoro de mi caldero dorado-agregó además-haz lo que digo y lo tendrás, ahora, debo irme, pues el arco se esfuma y yo, con el-casi instantáneamente, tanto el arco iris, como el enano y su tesoro desaparecieron. Danny caminó hasta llegar a la casa de Dalia, tocó la puerta y al ver ésta, la moneda, preguntó-¿quieres comprar una de mis hijas?
-Sí-contestó Danny.
Efectivamente la mayor y la mediana eran preciosas y Danny enloqueció al verlas, la menor en cambio, de nombre Mirla, era la más fea mujer que Danny, hubiera visto jamás.-no puedo casarme, con esta horrible mujer, ni por todo el oro del mundo-pensó.
-Quiero a su hija mayor.
-¿Quieres a Talía? ¿Estás seguro?-insistió la madre.
-Sí, estoy seguro.
-Entonces llévatela, es tu decisión, ahora dame la moneda. Danny le entregó la brillante moneda de oro y la mujer cerró la puerta dejándole a su hija mayor.
En el pueblo, Danny se casó con la bella chica, y cuando la llevó a su humilde rancho, notó que al mujer, no pronunciaba palabra, le dio algo de beber, pero la mujer, se quedo inmóvil, sentada en una silla y nada bebió. Con las primeras horas de la noche, Danny llevó a la chica a su cama, pues anhelaba hacerla suya, la chica accedió, y al amanecer, cuando Danny despertó, Talía lo atacó como una fiera salvaje y le enterró las uñas en la cara, sin darle tiempo de nada, estaba sobre él y con una daga le cortó la cabeza en un santiamén.
David y Dalí, no podían entender, lo que había pasado y estaban muy tristes con la partida de Danny, su querido amigo, lo que más lamentaban, era la forma como le habían quitado la vida, más aún, cuando sólo se encontró su cuerpo y la cabeza no aparecía por ninguna parte.
-¿Cómo paso? Nada se robaron y Danny no tenía enemigos-se preguntó Dalí, apesadumbrado.
-¿Qué pudo haber pasado? Esto es muy extraño-agregó David.
Dos días después, muy temprano en la mañana, ambos chicos cabalgaban hacia la montaña, cuando visualizaron, un radiante arco iris, que caía cerca del río.
-Vamos-sugirió David.
-Sí, rápido-respondió Dalí, mientras empujaba su caballo, a toda velocidad, seguido por su amigo. Al llegar, frenaron en seco, justo, a unos pocos metros, de una marmita negra, bañada por la luz del arco luminoso.
-Mira-dijo David-no podemos tomarla, es el caldero del Duende Trueno, debemos regresar.
-Estás loco, no podemos perder la oportunidad de hacernos ricos, nunca más, tendremos está oportunidad.
-Oye, Dalí no seas loco, recuerda lo que nos dijo Romelia, es muy peligroso.
-Esa vieja no sabe lo que dice, está loca, además yo no veo a nadie, ves, no hay nadie, el tesoro es nuestro-de pronto se bajó del caballo y caminó rápidamente hacia el caldero. Levantó la pesada olla y cuando se disponía a caminar, se encontró de frente con la figura rechoncha y pequeña del duende Trueno.
-¿Vas a alguna parte?-preguntó.
-¿Quién eres?-quiso saber Dalí.
-Soy Trueno el dueño de ese oro, que tú pretendes robar, y que te costará la vida-dicho esto, Trueno saltó sobre los hombros del muchacho y de un solo tajo, le cortó la cabeza con una daga de plata.
-No, Dalí, no-gritó despavorido David, a la vez que corría, para ver el cuerpo decapitado, de su amigo, en el mismo momento, que la risa siniestra de Trueno se escuchaba, mientras se desvanecía con el arco iris.
Luego de dejar a Dalí en el cementerio, David lloró desconsoladamente, ahora comprendía, que Danny había muerto, igual que Dalí, por intentar conseguir el tesoro del arco iris, pero no entendía, porque su cuerpo, había sido hallado, en su casa y no, en algún lugar de la campiña donde aparecía el arco iris. Cinco días después, David se estaba bañando en el río y empezó a llover, en medio de la lluvia, un arco iris apareció contra el cielo, dudo un poco, antes de salir del río pero luego pensó, que debía intentarlo, si lograba encontrar el tesoro, daría una parte a del oro, a las familias de sus malogrados compañeros y cumpliría así, con el pacto. Corrió descalzo por la húmeda campiña, y cuando estaba a pocos metros del arco iris se alegró.
-El caldero dorado-dijo entusiasmado.
-Sí joven, tienes suerte, el caldero dorado, pero por ahora sólo tendrás una moneda.
-¿Una moneda?
-Sí, para que compres una esposa.
-¿No entiendo?-preguntó.
Noel explicó a David, lo mismo que ya había dicho a Danny, sin informarle lo que le había pasado a él. El chico estaba algo asustado, pero tomó la moneda, de manos de Noel.
-Si deseas el tesoro de mi caldero, sigue al pie de la letra mis instrucciones, y serás muy rico.
Al llegar a casa de Dalia, los cuervos revoleteaban por encima de la casa, era un espectáculo grotesco, entre los graznidos de las negras aves y la mujer bailando como loca y cantando una extraña canción.
¿Qué quieres, dijo Dalia cuando lo tuvo en frente?
-Quiero-dijo David comprar una de tus hijas.
-Ya veo ¿y traes la moneda de oro?
-Sí, aquí está-respondió, mientras se la entregaba.
-Está bien, tengo tres hijas –le informó-escoge una, y vete pronto.
David, miró las chicas y constató, lo dicho por el duende Noel, estuvo tentado de escoger la mediana, la que se llamaba Fedora, y vaciló un poco, pues la menor con la que debía casarse, de acuerdo con lo dicho por Noel, era extremadamente fea, no obstante su sensatez, le llevó a pensar en Danny y a comprender, que quizás, había logrado encontrar el caldero dorado y que su muerte, estaría relacionada con una mala decisión. Allí mismo optó, por escoger a Mirla la menor.
-Es tuya, llévatela de aquí, y que tengas suerte.
La chica sonreía, por todo el camino, David, no habló, pero al llegar al pueblo, la llevó a la iglesia y allí se casó con ella, como lo había prometido, ya en su humilde casa, dio a la chica un poco de pan y agua.
-Disculpa-dijo-no tengo más que darte, soy muy pobre.
-No importa dijo ella, pronto habrá más.
-¿Qué dices?
-Digo que no te preocupes, la fortuna está cerca, tú eres un chico muy bueno y sensato, has hecho una buena elección, ahora debemos tener una luna de miel para sellar el matrimonio, sólo así, podrás tener el tesoro de mi padre Noel.
-¿Es tu padre?
-Sí pero sólo eso te contaré, lo demás, lo sabrás en la mañana.
-Está bien, cumpliré mi promesa-pensó-está chica, no tiene la culpa de su fealdad, parece tener buen corazón y fea o no, ya es mi esposa, debo tratarla con respeto-apagó la luz de la vela, para no ver su fea cara y al amanecer, cuando las primeras luces se filtraban por la ventana, se quedó extrañado, al ver a la mujer más bella, que jamás hubiera visto, dormida a su lado. Esperó a que despertara, para preguntarle.
-¿Quién eres?
-Mirla, tú esposa.
¿Cómo es posible si anoche eras…?
-Dilo, la mujer más fea, no tengas temor de decirlo, la verdad es que soy Mirla, la hija de Noel, siempre he sido bella, pero mi padre me hizo un hechizo, cuando tenía siete años, de esa manera, sólo quien pudiera sacrificarse, casándose conmigo, al creerme fea, tendría mi corazón y también su tesoro. Nadie lo había logrado hasta que llegaste tú, eres, quien superó, la prueba de mi aparente fealdad, ahora soy tuya y podemos ir, cuando aparezca el próximo arco iris, para recoger el caldero de mi padre, ahora te pertenece.-David, no salía de su asombro, pero estaba feliz, al día siguiente, junto al arco iris, que apareció, en el mismo lugar, donde antes recibiera la moneda de Noel, éste abrazó a su hija deseándole felicidad, luego sonrió a David y le hizo entrega del caldero dorado, el que contenía, innumerables monedas que nunca se acababan, y que lo harían rico, hasta el final de sus días, al lado de la bella Mirla, quien, además de su hermosa apariencia tenía un corazón tan valioso como el oro de su padre.
Sólo una cosa, ensombrecía la felicidad de David, el dolor de la muerte de sus amigos, Mirla, le había contado que sus dos hermanas, sólo lo eran de madre, pues Talía y Fedora eran hijas de Trueno el duende cruel, mientras que ella era hija de Noel, de ahí que sus hermanas fueran malvadas y sanguinarias, como su progenitor, todo aquel, que las había elegido para casarse, pasando por alto las recomendaciones de Noel, había perdido su cabeza, en la noche de bodas para engrosar, la colección de cabezas del duende Trueno, el alma en pena de aquellos desdichados, vagaría entonces en pena, sin poder descansar en paz.
-Lo sé, la madre de Dalí, me dice que fantasma sin cabeza, aparece cerca de un camino, aledaño a su casa, esa pobre mujer, sufre lo indecible. También en el camino que lleva al cementerio se aparecen cada noche los fantasmas sin cabeza, de otros hombres ¿dime qué puedo hacer para liberarlos de ese terrible destino?
-Es algo muy peligroso y no quiero perderte.
-Comprende, que si no ayudo a mis amigos a descansar de sus penurias, jamás podre ser feliz, ¿dime lo que sabes?
-Está bien, sólo recuperando sus cabezas podrás liberarlos de la maldición, entonces, cuando se les dé sepultura con sus cuerpos, podrán seguir el camino sus almas.
-¿Dónde están sus cabezas? ¿Dime?
-Están en poder de Trueno.
-¿Y cómo puedo quitarle las cabezas?
-Sólo si lo atrapas, y eso es difícil, pero pudo decirte como.
-Lo sé, vi como mataba a mi amigo Dalí, es un ser diabólico, muy ágil y fuerte, no sé si seré podré hacerlo.
-Por la fuerza nadie puede vencerlo, sólo con astucia, debes quitarle su oro, y antes que reaccione derramarlo, entonces enloquecerá recogiéndolo, antes de que el arco iris desaparezca y lo pierda para siempre, entonces, deberás atraparlo, cubriendo su cabeza con un paño negro, así lo tendrás a tú merced, llevarás una cadena de plata y se la pondrás en el cuello, y lo amenazarás, con no dejarlo recoger su oro, manteniéndolo alejado del arco iris, hasta que desaparezca y así, él nunca podrá regresar y perderá, además sus poderes, con lo que ira muriendo poco a poco. En ese momento, podrás pedirle lo que quieras, él, tendrá que dártelo, luego, le exigirás que te de una de sus monedas de oro, la que sólo le retornaras, cuando haya cumplido con tus pedidos, de esta manera, podrás exigirle, que te devuelva las cabezas de esos pobres desventurados, y darles así, el descanso eterno.
David emprendió, la difícil misión, y una semana después, logró atrapar al Duende Trueno, nunca nadie, lo había hecho, consiguió, que le devolviera las cabezas de sus dos amigos y también, las de los otros infortunados, que había decapitado, éstas fueron sepultadas con sus cuerpos, por los familiares agradecidos, en una ceremonia, que conmovió a todos, en la comarca de amanecer de los sueños. David y Mirla vivieron felices, tuvieron tres bellos hijos, y desde entonces; ningún hombre de la comarca, se atrevió, nunca más, a buscar el tesoro al final del arco iris, que tanto dolor había causado.

FIN.